El electrocardiograma (ECG) consiste en registrar la actividad eléctrica del corazón, que es el estímulo que dispara la contracción cardíaca. Por ello las alteraciones del ECG son de una importancia capital para el diagnóstico de las enfermedades del corazón. Por la información que aporta y por la facilidad de obtención, es la prueba más importante en cardiología.
El ECG puede ser solicitado por diferentes motivos, dependiendo de los síntomas o el historial clínico del paciente. Algunas situaciones en las que se puede pedir son:
- En caso de dolor en el pecho, falta de aire, palpitaciones, mareos o desmayos.
- Cuando existen antecedentes de enfermedad coronaria, hipertensión arterial, diabetes, colesterol alto o tabaquismo.
- Si el paciente va a someterse a una cirugía o a un procedimiento invasivo.
- Si se toman medicamentos que pueden afectar al ritmo cardíaco.
- Pacientes que llevan marcapaso o un desfibrilador implantado.
¿Cómo se realiza la prueba?
El paciente debe estar tumbado para colocarle los electrodos en cada brazo, en ambas piernas y en el tórax. En total, se colocan 6 electrodos en el pecho y 1 en cada extremidad y se registra la diferencia de potencial entre ellos. Los cables del electrocardiógrafo se conectan a la piel del paciente por medio de adhesivos o ventosas (electrodos).
Estos electrodos captan las señales eléctricas que genera el corazón al contraerse y relajarse. Estas señales se representan en un papel o en una pantalla como unas ondas que reflejan las distintas fases del ciclo cardíaco.
Durante la prueba, el paciente debe estar relajado, quieto, con un ritmo respiratorio normal y no hablar.
El ECG es una prueba rápida, totalmente indolora y no invasiva para el paciente. No requiere ninguna preparación especial, salvo evitar el uso de cremas o lociones en el pecho. Se puede realizar en cualquier centro de salud u hospital y suele durar unos minutos.
¿Para qué sirve el electrocardiograma?
Se utiliza para diagnosticar y evaluar diversas afecciones cardíacas como arritmias, infartos, bloqueos o hipertrofia.
El electrocardiograma permite detectar alteraciones en el ritmo, la frecuencia, la conducción o el tamaño del corazón. Estas alteraciones pueden deberse a diversas causas como enfermedades coronarias, valvulares, congénitas, inflamatorias o metabólicas. Esta prueba también puede mostrar si el corazón está recibiendo suficiente oxígeno o si ha sufrido algún daño previo.
Por tanto, el electrocardiograma es una prueba muy útil para el diagnóstico y el seguimiento de las enfermedades cardíacas. Eso sí, no sustituye a otras pruebas más específicas como el ecocardiograma o la coronariografía.
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