Dice el refrán que Más vale prevenir que curar. Y cuánta razón tiene, sobre todo cuando hablamos de salud. En esta ocasión, nos queremos centrar en la importancia de la prevención cardiovascular para evitar sufrir una enfermedad cardiaca.
¿Qué se entiende por prevención cardiovascular? Se trata del conjunto de acciones que tienen como objetivo reducir la incidencia y la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, que son la principal causa de muerte en el mundo. Estas acciones se basan en la identificación y el control de los factores de riesgo, así como en la promoción de hábitos de vida saludables.
Los factores de riesgo cardiovascular son aquellos que aumentan la probabilidad de sufrir una enfermedad del corazón o de los vasos sanguíneos como el infarto de miocardio, el accidente cerebrovascular (ictus), la insuficiencia cardíaca o la arteriopatía periférica. Algunos de estos factores son modificables. Sin embargo, otros no lo son. A continuación, te contamos cuáles se pueden cambiar y cuáles no.
Factores de riesgo no modificables
- Edad. El riesgo cardiovascular aumenta con la edad, especialmente a partir de los 45 años en los hombres y de los 55 años en las mujeres.
- Sexo. Los hombres tienen un mayor riesgo que las mujeres hasta la menopausia, cuando se iguala.
- Herencia genética. El riesgo es mayor si hay antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular precoz (antes de los 55 años en los hombres y de los 65 años en las mujeres).
- Raza. Algunas tienen una mayor predisposición a padecer ciertas enfermedades cardiovasculares como hipertensión arterial o diabetes.
Factores de riesgo modificables
Tabaquismo
Fumar aumenta el riesgo de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular, así como otras enfermedades respiratorias y cánceres. Dejar de fumar es la medida más eficaz para prevenir la enfermedad cardiovascular.
Hipertensión arterial
Se trata de una elevación persistente de la presión arterial por encima de los valores normales (140/90 mmHg). Puede dañar las paredes de las arterias y favorece la formación de placas de ateroma, que pueden obstruir el flujo sanguíneo y provocar un infarto o un accidente cerebrovascular. Se debe reducir el consumo de sal, alcohol y estrés.
Hipercolesterolemia
Es el aumento del colesterol en la sangre por encima de los niveles recomendados (200 mg/dl). El control del colesterol se basa en una dieta equilibrada baja en grasas saturadas y trans, y rica en fibra, frutas y verduras.
Diabetes
Es una alteración del metabolismo de los hidratos de carbono que se caracteriza por un aumento del azúcar en la sangre (glucosa) por encima de los valores normales (126 mg/dl). Puede dañar los vasos sanguíneos y aumentar el riesgo de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular.
Sobrepeso y obesidad
Aumentan el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, así como diabetes, artrosis o cáncer, entre otras enfermedades. Se recomienda dieta equilibrada y ejercicio físico.
Sedentarismo
Favorece el aumento de peso, la hipertensión, la diabetes y el colesterol, y reduce la capacidad cardiorrespiratoria. La actividad física moderada como caminar, nadar, montar en bicicleta o bailar tiene múltiples beneficios para la salud cardiovascular. Mejora el funcionamiento del corazón, reduce la presión arterial, aumenta el colesterol HDL, controla el peso, reduce el estrés y mejora el ánimo.
Estrés
El estrés crónico puede afectar al sistema cardiovascular, aumentando la presión arterial, el ritmo cardíaco y la coagulación sanguínea, y favoreciendo la aparición de arritmias o espasmos coronarios. Realiza técnicas de relajación, respiración o meditación.
Alcohol
Afecta al sistema cardiovascular aumentando la presión arterial, el colesterol y los triglicéridos, y favoreciendo la aparición de arritmias o miocardiopatías.
Drogas
Afectan al funcionamiento del sistema nervioso central y pueden tener efectos nocivos sobre el sistema cardiovascular. Algunas drogas estimulantes (cocaína, éxtasis o anfetaminas) pueden provocar, por ejemplo, un aumento de la presión arterial, del ritmo cardíaco y de la demanda de oxígeno del corazón. Otras drogas depresoras (alcohol, opiáceos o tranquilizantes) pueden disminuir el ritmo cardíaco y la presión arterial hasta provocar un paro cardíaco o insuficiencia respiratoria.
Cambia aquellos hábitos dañinos para tu salud cardiovascular y adopta otros más saludables. No solo mejorarás tu salud y tu calidad de vida, sino que, además, reducirás las posibilidades de sufrir una enfermedad cardiovascular. También son muy importantes las revisiones médicas periódicas para detectar y controlar los factores de riesgo cardiovascular.
Para más información o pedir cita en nuestra consulta, contacte o llámenos al 619 521 442. Déjate asesorar por el Dr. Ignacio Plaza Pérez, especialista en Cardiología.