El impacto de las enfermedades cardiovasculares en la vida de las personas es significativo. La intervención psicológica y el uso de técnicas de relajación han demostrado ser beneficiosos para estos pacientes.
Las enfermedades cardiovasculares no solo afectan al organismo, sino que también tiene un impacto significativo en la salud mental de los pacientes. La ansiedad, el estrés y la depresión son comunes en aquellos que lidian con estas condiciones. La intervención psicológica proporciona un espacio seguro para que los pacientes exploren sus emociones y preocupaciones, lo que puede ayudar a reducir la carga emocional que conlleva la enfermedad.
Hoy, en Especialista en Cardiología, hablaremos de la intervención psicológica y técnicas de relajación recogido en el capítulo 8 del Manual de Rehabilitación cardiaca por Nuria Sekade Gutiérrez y María Vecino López, ambas de DUE de Psiquiatría, así como por Diego Moreno Diestro, supervisor DUE de psiquiatría; Dr. Mariano de Iceta Ibáñez de Gauna, jefe de psiquiatría, y la Dra. Begoña Arbulo Rufrancos.
Al tratarse de un tema complejo y amplio, vamos a dividir este capítulo en dos partes. En esta ocasión, trataremos la intervención psicológica para descubrir la influencia de los factores psicológicos en la enfermedad cardiovascular, así como la influencia de la enfermedad cardiovascular en los factores psicológicos. Y, la próxima semana, nos adentraremos en las técnicas de relajación. ¡Comenzamos!
Intervención Psicológica
Influencia de los factores psicológicos en la enfermedad cardiovascular
Entre los factores psicológicos que pueden influir en la enfermedad cardiovascular debemos destacar el patrón de conducta tipo A, los comportamientos ira-hostilidad, la falta de apoyo social, la reactividad cardiovascular, trastornos mentales como la depresión mayor y síntomas psicológicos como la ansiedad. Suelen presentarse asociados, influyen mutuamente, e interactúan con el resto de factores de riesgo.
¿Cómo influyen los factores psicológicos?
- Directamente: afecta a los procesos fisiológicos asociados a la enfermedad cardiovascular mediante la activación adrenocortical y en los sistemas simpático-medulares. A modo de ejemplo, podemos señalar cómo la ansiedad, el estrés y la depresión están asociados a una menor tasa de variabilidad de frecuencia cardiaca, niveles más altos de tensión arterial y de lípidos, aumento de la liberación de adrenalina y cortisol, activación plaquetaria y descenso de la estabilidad ventricular.
- El estrés mental y social mantenido puede inducir isquemia miocárdica hasta en la mitad de los pacientes con cardiopatía isquémica, sin que sean necesarias para ello situaciones de tensión psíquica extremas. Además, favorece la aparición de ansiedad y depresión y una mayor incidencia de eventos cardíacos.
- Las respuestas de ira se han asociado a vasoconstricción en segmentos coronarios ateroscleróticos, así como con el grado de ateroesclerosis en pacientes cardíacos.
- Indirectamente: condicionan el cumplimiento de los cambios de régimen y estilo de vida. La depresión y otros factores psicológicos pueden explicar dificultades para el cumplimiento y mantenimiento de los hábitos y conductas saludables, en mayor grado que el nivel de conocimiento o el grado de interés del paciente.
Influencia de la enfermedad cardiovascular en los factores psicológicos
La incidencia de trastornos emocionales tras un IAM es muy frecuente. Tradicionalmente el infarto ha ido asociado a invalidez y el paciente tiene temor de no poder responder adecuadamente a las necesidades familiares, sociales o laborales. Este temor genera sentimientos negativos que conducen, con frecuencia, a estados de ansiedad y depresión.
A su vez, el estado depresivo empeora el pronóstico del enfermo coronario. La depresión, el estrés y la ausencia de apoyo social han sido considerados factores de riesgo de la cardiopatía isquémica. Por ello una intervención temprana sobre las repercusiones psicológicas ayuda de forma importante a la recuperación del paciente.
Entre las consecuencias psicosociales más importantes del episodio coronario, podemos destacar las repercusiones emocionales (ansiedad y depresión), necesidades derivadas de la readaptación laboral, readaptación social, familiar y sexual, además de la aparición de otros síntomas físicos o pérdida de confianza en el funcionamiento de su cuerpo, apatía, tristeza, autoobservación, temores y angustia.
También es frecuente que aparezcan mecanismos de defensa como la negación de la enfermedad, con el gran peligro de ignorar el tratamiento y los cuidados, así como la aparición de reacciones de ansiedad e irritabilidad.
El paciente al alta requiere adaptarse a su vida diaria:
- En el terreno laboral podrá encontrarse en una situación de “baja temporal incierta” que puede ocasionar dificultades económicas a nivel familiar. Puede ocurrir que deba replantear el ritmo de trabajo que estaba realizando, lo que le obligará a cambios y ajustes. A veces, no se podrá incorporar a su actividad anterior o al mismo ritmo de trabajo, lo que repercutirá en su autoconcepto, economía… requiriendo readaptaciones.
- En el área familiar, se dan con frecuencia actitudes de sobreprotección y vigilancia hacia el paciente, lo que ocasiona efectos en su autoestima.
- En el área social, muchos pacientes abandonan sus actividades y relaciones. Ven alterada su actividad sexual y abandonan, a veces, actividades como conducir que repercuten en pérdida de autonomía, relaciones de dependencia, entre otras.
- Se enfrentará posiblemente a la modificación de hábitos como el consumo de tabaco, cumplimiento de dieta y realización de práctica física de manera habitual.
- El estado físico se ve modificado, se experimentan sensaciones como dolor en el pecho, falta de aire, mareos…, que provocan limitaciones en su actividad diaria, pudiendo generar a largo plazo estrés y reacciones de ansiedad que inciden en la posibilidad de recaída.
Intervención
La intervención psicológica en el Programa de Rehabilitación Cardiaca persigue varios objetivos:
- Modificación de aquellos factores de riesgo psicológicos asociados a las enfermedades coronarias: estrés, sintomatología depresiva…
- Disminución de las complicaciones emocionales (reacciones ansiosas y depresivas), que surgen como consecuencia del impacto subjetivo de la enfermedad sobre el paciente y que pueden interferir sobre el curso clínico de la enfermedad coronaria, la calidad de vida del paciente y su reinserción a una actividad sociolaboral normal.
- Mejora de bienestar psicológico y de la calidad de vida.
- Promoción de la reincorporación a una actividad social normalizada.
La próxima semana hablaremos sobre las técnicas de relajación y sobre sus beneficios. Para más información sobre la intervención psicológica o sobre el programa de rehabilitación cardiaca, contacta con el Dr. Ignacio Pérez Plaza. Pide cita en su clínica de cardiología en Madrid.