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Valor terapéutico del ejercicio físico

Valor terapéutico del ejercicio físico

El ejercicio físico es una de las mejores formas de mantenernos saludables y en forma. No solo nos ayuda a mantener un peso saludable y a fortalecer nuestros músculos, sino que también tiene efectos beneficiosos en nuestro sistema cardiovascular.

Hoy exploramos los efectos del ejercicio físico sobre el sistema cardiovascular con el Dr. Ignacio Plaza Pérez (servicio de cardiología), Dra. Araceli Berjillos (servicio de rehabilitación) y Dr. Javier López López (jefe de rehabilitación), así como con las fisioterapeutas Isabel Hortelano y Margarita Larrondo. Expondremos lo recogido en el capítulo 5 del Manual de Rehabilitación Cardiaca

Efectos del ejercicio físico sobre el sistema cardiovascular

El ejercicio físico es bueno para las personas sanas y también para los enfermos de corazón. Algunos estudios han demostrado que el aumento de la capacidad funcional tiene una relación inversa con la mortalidad por cardiopatía isquémica. 

El ejercicio moderado, 30 minutos al día de ejercicio aeróbico, todos los días de la semana, disminuye la mortalidad por cardiopatía isquémica y prolonga la vida de los enfermos. Esto lo han demostrado estudios de observación en los que se vio que los enfermos con actividad moderada tenían una reducción del 30-40% de muertes por enfermedades de corazón y de cualquier otra causa. Otros estudios analizaron la relación entre capacidad máxima de ejercicio en la ergometría y la mortalidad a largo plazo. Se identificó claramente la menor capacidad física como factor pronóstico de mortalidad.

Estar en buena forma física mejora también el pronóstico de enfermos con diabetes tipo 2, osteoporosis, obesidad, depresión y algunos tipos de cáncer. 

El ejercicio tiene un efecto preventivo de la enfermedad aterosclerótica cualquiera que sea su localización, al reducir la incidencia de diabetes tipo 2, disminuir los niveles del colesterol LDL, triglicéridos y homocisteína y aumentar los de colesterol HDL. También reduce el peso y el estrés. Todos ellos son factores que promueven la formación y progresión de la placa de ateroma.

Practicar ejercicio con la familia o los amigos aumenta la motivación para el mismo. 

  • Tipo de ejercicio recomendado: aeróbico y dinámico. Por ejemplo, caminar, nadar, montar en bicicleta, tenis, pádel…
  • Frecuencia de ejercicio: para conseguir los efectos beneficiosos del entrenamiento sobre el corazón es necesario que se practique todos o la mayoría de los días.
  • Duración: las sesiones de entrenamiento no deben ser ni demasiado largas ni cortas. Aproximadamente una hora estaría bien.
  • El ejercicio se debe hacer en condiciones físicas y mentales adecuadas. No se considera entrenamiento ir corriendo de un sitio a otro en el trabajo o no parar de hacer cosas por sobrecarga de tareas. Esto es más bien una actividad estresante.
  • El entrenamiento adecuado ejerce efectos beneficiosos sobre el corazón, el metabolismo y la tensión arterial. 

Mecanismos de acción del ejercicio en la cardiopatía isquémica

Sobre el sistema cardiovascular, el ejercicio disminuye la frecuencia cardiaca y la tensión arterial, tanto en reposo como con el esfuerzo, lo que se traduce en una disminución de las necesidades de oxígeno y, por tanto, de las crisis de angina de pecho.

El ejercicio produce mejoría de la función endotelial, que está presente en la enfermedad arterial aterosclerótica, aumentando la vasodilatación mediada por el óxido nítrico.

A largo plazo, el ejercicio produce cambios morfológicos y funcionales en los vasos coronarios de resistencia, disminuyendo ésta, lo que aumenta el flujo coronario.

Sobre las plaquetas disminuye la agregación y la tendencia a la coagulación. Por ello reduce el riesgo trombótico, que es un componente habitual en la obstrucción arterial. Produce además disminución de la viscosidad sanguínea, efecto que también es antitrombótico.

Mecanismos de acción del ejercicio en la insuficiencia cardiaca

En pacientes con insuficiencia cardiaca crónica se produce un fallo en la función de bomba del corazón. En esta situación, la intolerancia al ejercicio se ve agravada por alteraciones periféricas como atrofia muscular, disminución de la perfusión de los miembros, trastornos ventilatorios, etc. El tratamiento farmacológico no siempre logra mejorar la capacidad de esfuerzo.

La insuficiencia cardiaca produce cambios profundos en la morfología y función de los músculos esqueléticos, no sólo motivados por el descondicionamiento, sino por los fenómenos inflamatorios y neurohormonales.

El ejercicio hace que el músculo cardiaco y el esquelético metabolicen de forma más eficiente el oxígeno, aumentando su captación de la sangre. También reduce la resistencia vascular periférica, y por tanto disminuye el trabajo cardiaco.

Algunos estudios han demostrado un aumento ligero de la fracción de eyección del ventrículo izquierdo. El ejercicio retrasa y mejora la emaciación muscular y aumenta la fuerza de los músculos esqueléticos y respiratorios, aumentando la capacidad de ejercicio y disminuyendo el trabajo respiratorio y, por tanto, la fatiga y la disnea.

El programa de ejercicio en estos pacientes debe ser moderado, progresivo y de mayor duración. Las contraindicaciones para el ejercicio en enfermos con insuficiencia cardiaca son las mismas que para los enfermos con cardiopatía isquémica. No deben incluirse en los programas a los que tienen arritmias graves.

Los programas de entrenamiento tras la implantación de un desfibrilador automático implantable son seguros.

Recomendaciones generales para hacer ejercicio

El ejercicio físico realizado debe ser seguro, para lo cual se deben seguir todas las recomendaciones del cardiólogo. El tipo de ejercicio con el que se consigue el mayor beneficio es el aeróbico (caminar, nadar, bailar, etc.).

  • Si se realiza al aire libre, hay que evitar los excesos de frío y calor, así como el exceso de contaminación atmosférica.
  • Evitaremos su realización después de las comidas.
  • Repondremos los líquidos perdidos a través del sudor hidratándonos de forma continua con pequeños sorbos de agua.
  • Es muy importante usar un calzado adecuado.
  • Es recomendable hacer el ejercicio en circuitos fijos, de longitud conocida, lo que permitirá valorar la mejoría del entrenamiento, sobre el tiempo y la distancia recorrida. La longitud del circuito se puede conocer haciéndolo previamente en coche, usando un podómetro, dispositivos con GPS…
  • Es aconsejable durante la práctica de ejercicio llevar un teléfono móvil y el informe médico.

De forma complementaria al ejercicio aeróbico, se pueden realizar ejercicios de potenciación de miembros superiores mediante el uso de pesas. Para incrementar la carga de trabajo es más aconsejable aumentar el número de repeticiones que la intensidad con la que se realizan. Asimismo, se pueden realizar ejercicios de potenciación sobre miembros inferiores, abdomen, pecho y espalda. Tomaremos siempre el aire en reposo y lo soltaremos al realizar el esfuerzo. Es importante no realizar períodos de apneas (mantener el aire dentro sin respirar) durante el manejo de pesos.

Contraindicaciones del ejercicio en cardiópatas

Los enfermos inestables por angina, arritmias o insuficiencia cardiaca descompensada, etc. no deben hacer ejercicio físico. Es decir, cualquiera que sea la enfermedad cardiaca, debe estabilizarse clínicamente antes de indicar un programa de ejercicio.

El deporte de competición no está indicado, así como los deportes que asocian un importante componente de parón y arrancada. O aquellos que tengan un componente estático muy importante, como por ejemplo la halterofilia.

Si buscas asesoramiento profesional para saber si puedes hacer deporte, pide cita al Dr. Ignacio Plaza Pérez, especialista en cardiología. Acude a su clínica en Madrid donde resolverá todas tus dudas sobre ejercicio físico en caso de sufrir una enfermedad cardiaca. 

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