El potasio es un mineral esencial para el funcionamiento adecuado del organismo. Participa en procesos tan básicos como la contracción muscular, el equilibrio de líquidos, el funcionamiento de los nervios y, de forma muy destacada, la actividad eléctrica del corazón.
Aunque su presencia es indispensable, tanto los niveles bajos como los niveles excesivamente altos pueden ser peligrosos.
Desde Especialista en cardiología te contamos qué es el potasio, cuándo consideramos que está elevado y cómo influye los niveles altos en la salud cardiovascular.
Potasio: qué es y su función
El potasio es un electrolito que se encuentra principalmente dentro de las células. Es fundamental para mantener la estabilidad eléctrica del organismo, regular el ritmo cardíaco y permitir que los músculos —incluido el corazón— se contraigan de forma adecuada. Otras funciones importantes son:
- Es esencial para el correcto crecimiento del organismo.
- Forma parte de los huesos.
- Participa en el equilibrio osmótico: concentración de sustancias dentro y fuera de las células.
- Interviene en la transmisión nerviosa.
- Interviene en la producción de proteínas a partir de sus componentes principales que son los aminoácidos y en el metabolismo de los hidratos de carbono.
El rango normal de potasio en sangre suele situarse entre 3.5 y 5.0 mEq/L, aunque estos valores pueden variar. Cuando la concentración supera este límite superior, hablamos de hiperpotasemia, siendo peligroso para la salud, puesto que podría dar lugar a incluso a ataques cardíacos, si no se detecta ni se trata a tiempo.
¿Cuándo están altos los niveles de potasio?
La hiperpotasemia puede deberse a distintas causas. Entre las más frecuentes se encuentran:
Problemas renales, que dificultan la eliminación del potasio.
Uso de ciertos medicamentos, como algunos antihipertensivos (IECA, ARA-II), diuréticos ahorradores de potasio o fármacos para la insuficiencia cardíaca.
Trastornos hormonales, como la enfermedad de Addison.
Ingesta excesiva de potasio, especialmente relevante en personas con función renal reducida.
Destrucción celular masiva, como puede ocurrir en traumatismos severos o ciertas enfermedades.
A diferencia de otros desequilibrios, los niveles altos de potasio no siempre producen síntomas evidentes, aunque algunos son: cansancio y debilidad, náuseas, dolor, calambres musculares y dificultad para respirar, latidos cardiacos inusuales y dolor en el pelo. La hiperpotasemia suele detectarse mediante análisis de sangre rutinarios o durante el seguimiento de enfermedades crónicas.
¿Cómo afectan los niveles altos de potasio al corazón?
El corazón depende de señales eléctricas precisas para mantener un ritmo regular. El potasio influye directamente en estas señales. Cuando el nivel en sangre es demasiado alto, se altera la transmisión eléctrica del corazón. Esto puede provocar:
Arritmias (latidos irregulares)
Bradicardia (latidos demasiado lentos)
Bloqueo cardíaco
Fibrilación ventricular, un ritmo caótico que puede producir parada cardíaca
La hiperpotasemia severa es una urgencia médica porque puede desencadenar un paro cardíaco en cuestión de minutos. Incluso niveles moderadamente elevados pueden generar cambios en el electrocardiograma que alertan al cardiólogo de que el corazón está en riesgo.
¿Por qué es importante mantener niveles óptimos de potasio?
Mantener el potasio en niveles normales es esencial para que el corazón funcione de manera segura y eficiente. Un control adecuado reduce el riesgo de arritmias, mejora la estabilidad eléctrica cardíaca y garantiza que el músculo cardíaco pueda contraerse con normalidad.
Para los pacientes con enfermedad renal, insuficiencia cardíaca o tratamiento crónico con ciertos medicamentos, la vigilancia del potasio es especialmente importante. En estos casos, el cardiólogo y el equipo médico deben coordinar una estrategia que incluya análisis periódicos, ajustes de medicación y recomendaciones dietéticas personalizadas.
El papel del cardiólogo
El cardiólogo juega un papel clave en la detección y manejo de la hiperpotasemia, especialmente en pacientes con patologías que elevan el riesgo de desequilibrios electrolíticos. Sus principales funciones van desde interpretar los electrocardiogramas (para detectar cambios compatibles con niveles altos de potasio) hasta ajustar la medicación que pueda contribuir al aumento del potasio o coordinar el manejo interdisciplinario con nefrólogos y nutricionistas, entre otras.
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