El consumo de alcohol suele estar asociado con celebraciones, reuniones sociales y momentos de relax. Sin embargo, su consumo excesivo puede afectar negativamente la salud del corazón y, por tanto, aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Otros efectos son el aumento del peso, lo que puede llevar a la obesidad, y la interacción con la eficacia de los medicamentos.
Por eso es importante que la gente conozca los riesgos cardiovasculares asociados con el consumo de alcohol para que moderen su ingesta. De hecho, se recomienda que, si se elige consumir alcohol, se haga siempre con moderación y de forma ocasional.
A continuación, desde Especialista en cardiología destacamos algunos de los riesgos del consumo de alcohol para nuestra salud cardiovascular.
Riesgos del consumo de alcohol para el corazón
Aumento de la presión arterial. Este fenómeno ocurre porque el alcohol actúa como un vasodilatador en pequeñas cantidades, pero el consumo excesivo puede provocar un aumento en la resistencia vascular. Con el tiempo, esta elevación sostenida de la presión arterial puede llevar a complicaciones graves como hipertensión, factor de riesgo para enfermedades cardíacas.
Arritmias cardíacas. También está relacionado con un mayor riesgo de arritmias cardíacas, especialmente en aquellos que beben en grandes cantidades o de manera habitual. Las arritmias son trastornos en el ritmo del corazón que pueden causar palpitaciones, mareos y, en casos severos, pueden llevar a un paro cardíaco. Incluso puede desencadenar episodios de fibrilación auricular, un trastorno del ritmo cardiaco que hace que los latidos sean irregulares y anormales.
Debilitamiento del músculo cardíaco. El consumo excesivo y prolongado de alcohol puede causar la cardiomiopatía alcohólica, una enfermedad que se produce cuando el músculo cardíaco se debilita y no puede bombear sangre de manera eficiente. Como resultado, se puede experimentar síntomas como fatiga, dificultad para respirar e hinchazón en las extremidades.
Aumento de los niveles de triglicéridos. Un consumo elevado de alcohol puede llevar a un incremento de estos lípidos, lo que a su vez puede contribuir a la formación de placas en las arterias, aumentando el riesgo de enfermedades coronarias. Además, puede alterar la estructura básica de las células hepáticas, lo que hace que no procesen las grasas correctamente. Esto contribuye a la enfermedad del hígado graso en quienes beben alcohol en exceso.
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